¿Cuándo y dónde empezó todo, man?
Esta nueva tendencia, que empieza a surgir a finales de los ’60, y ya más claramente a inicios de los ’70, viene dada en un contexto concreto que vale la pena señalar, para entender la ideología, o la atmósfera de la que bebía, de la que se retroalimentaba. Los aires que se respiraban en aquel momento fueron cruciales para el comienzo y el apogeo de esta subcultura, de esta cultura urbana, que no era una moda pasajera, más, todavía hoy, 40 años después de sus inicios, parece estar creciendo y encontrando un sinfín de posibilidades. 
Inicialmente surgen en los barrios suburbiales, barrios periféricos de las grandes ciudades como Nueva York (Bronx, Queens, Brooklyn…), Los Ángeles, Filadelfia… Esto sería, como digo, a inicios de los años ’70, pero más adelante se extendió a Europa, primigeniamente a Francia, Alemania y Holanda. España vivió un momento de expansión coincidiendo con la movida madrileña (inicios de los ’80), destacando escritores como el tristemente fallecido (en 1995) Muelle, madrileño, garante de toda una ética y carisma, un tío que tenía las cosas claras. E Inupié, en Barcelona, por citar alguno.
Estos chavales que empezaban a pintar en los barrios vivían en su propio mundo, apartado por unas rejas imaginarias, aunque palpables, de los centros financieros, del lujo, de un futuro próspero que se les negaba por ser hijos de trabajadores proletarios, de parados, de inmigrantes, afroamericanos, minorías… Su “celda, su prisión” en el sentido metafórico (al cual aludí anteriormente) era su barrio. La reafirmación del yo, o el bombardeo a sus blancas paredes era lo que les llevó, quien sabe, a hacer las primeras pintadas, en cualquier caso, supongo no estar alejándome mucho de las causas del motor de esta disciplina artística.
Inicialmente surgen en los barrios suburbiales, barrios periféricos de las grandes ciudades como Nueva York (Bronx, Queens, Brooklyn…), Los Ángeles, Filadelfia… Esto sería, como digo, a inicios de los años ’70, pero más adelante se extendió a Europa, primigeniamente a Francia, Alemania y Holanda. España vivió un momento de expansión coincidiendo con la movida madrileña (inicios de los ’80), destacando escritores como el tristemente fallecido (en 1995) Muelle, madrileño, garante de toda una ética y carisma, un tío que tenía las cosas claras. E Inupié, en Barcelona, por citar alguno.
Estos chavales que empezaban a pintar en los barrios vivían en su propio mundo, apartado por unas rejas imaginarias, aunque palpables, de los centros financieros, del lujo, de un futuro próspero que se les negaba por ser hijos de trabajadores proletarios, de parados, de inmigrantes, afroamericanos, minorías… Su “celda, su prisión” en el sentido metafórico (al cual aludí anteriormente) era su barrio. La reafirmación del yo, o el bombardeo a sus blancas paredes era lo que les llevó, quien sabe, a hacer las primeras pintadas, en cualquier caso, supongo no estar alejándome mucho de las causas del motor de esta disciplina artística.
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